Frase

"No te empeñes en curar tu enfermedad; tu enfermedad viene a curarte" Carl Jung

Salud y ciclos vitales. Jerez, 1.996.


 PONENCIA SOBRE SALUD-ENFERMEDAD Y LOS CICLOS VITALES
(JUNIO DE 1997- JEREZ)

A lo largo de la historia, el ser humano se ha debatido luchando contra la enfermedad. Desde los albores de la humanidad ha intentado exorcizarla, alejarla, vencerla, incluso negarla.

A través de la magia, la religión, la cirugía o las hierbas, el fármaco o la meditación, ha buscado todos los recursos posibles naturales o sintéticos, físicos o químicos, materiales o espirituales para poder enfrentarse a ella con el ánimo de verla desaparecer, incluso con el sueño oculto de vencerla para siempre: “el paraíso soñado es aquel en el que no existe la enfermedad y el dolor.”

Cuando Dios expulsó a Adán y Eva del paraíso, los condenó a sufrir dolor y enfermedades.

Curiosamente, y parecemos olvidar esta parte, esto sucedió después de que comieran del fruto del árbol de la CIENCIA, del BIEN y del MAL.

Es decir, cuando dejaron de ser inocentes. Cuando tomaron conciencia de los aspectos buenos y malos; creativos y destructivos; oscuros y luminosos de la existencia.

La enfermedad aparece pues ligada, en este mito, al despertar de una cierta conciencia.

“Sin la conciencia, el cuerpo no puede vivir ni enfermar”, según el Dr. Dalhke.

En medicina, a lo largo de los siglos, y respondiendo a un modelo (visión del cuerpo) más biologicista y mecanicista que dinámico e inteligente (lo que ahora se ha dado en llamar holístico) se nos ha ido olvidando este aspecto de la enfermedad.

Cada vez sabemos más y con mayor detalle de los procesos de la enfermedad: podemos detectar desde un cáncer de apenas unos milímetros de tamaño, hasta observar en directo qué sucede en una célula infectada por un virus.

Pero hemos olvidado, a mayor especialización menor visión de conjunto, el tratar de comprender cómo y porqué la inteligencia biológica del cuerpo-ser humano se comporta de ese modo.

Hasta el punto de que se habla, estudia, investiga y trabaja sobre LAS ENFERMEDADES, y no tanto sobre la ENFERMEDAD como fenómeno experiencial.

Y mucho menos sobre la PERSONA ENFERMA. Es decir, sobre la situación dinámica que se produce en un ser vivo consciente en una situación de alteración de su estado habitual.

Y también hemos olvidado que ni el cuerpo ni la conciencia de un individuo son iguales, ni responden a los mismos estímulos ni del mismo modo en la infancia, en la juventud ni en la vejez.

Se trata por lo tanto de intentar comprender cómo se comporta el SER HUMANO como sistema abierto en relación con otros sistemas, cuando su equilibrio se modifica.

Desde este punto de vista, la enfermedad deja de ser algo que le sucede al objeto pasivo y que éste ha de sufrir, para convertirse en una SITUACIÓN que el SUJETO ACTIVO ESTÁ VIVIENDO, de la cual es responsable, protagonista y capaz de modificarla, al menos en gran parte, a partir de sus propios recursos, desde su conciencia y con la ayuda puntual, y ocasional, del exterior.

¿Cuál sería pues el sentido último de la enfermedad?
¿Es posible hacerse esa pregunta?
¿Y encontrar una respuesta?....

Los que trabajamos con PERSONAS, con SALUD, con VIDA, DOLOR, NACIMIENTO y MUERTE estamos llamados a ampliar nuestra visión de la realidad, y dejar de verla en línea recta o plana, para verla como imagen tridimensional.

Por eso he acudido a fuentes diversas en busca de una respuesta: desde la filosofía a la antropología, pasando por la psicología y la medicina. Y desde los griegos a nuestros días. Y he aquí lo que he hallado:

Dice nuestro padre HIPÓCRATES:

“Se enferma cuando se rompe la armonía de nuestra vida al no cumplir con las leyes naturales”.

Para no dejarlo en la ambigüedad, recordemos que las leyes naturales son las que rigen cómo se preserva la vida:

- Con el alimento adecuado a cada individuo.
- Con el descanso-movimiento necesarios.
- Con los cuidados de higiene básicos.
- Con la satisfacción de las necesidades como individuo con una doble naturaleza psico-física, y formando parte de una estructura social.

Lo cual nos lleva a la definición de la OMS:  “La salud es un estado de bienestar físico, psíquico y social”.

Y dice Sydenham, también médico:

“La enfermedad no es otra cosa que un esfuerzo de la naturaleza que para conservar al enfermo, trabaja con todas sus fuerzas para evacuar la sustancia morbosa”.

Lo que en un lenguaje más actual y simbólico, expresa el Dr. Rossman (U.S. Francisco) del siguiente modo:

“No tenemos el hábito de detenernos periódicamente a reflexionar sobre nuestra vida. A veces, sólo una enfermedad seria hace al individuo detenerse, y tener la oportunidad de reflexionar sobre lo que es realmente importante para él.”

Es decir, que desde este punto de vista la enfermedad es nuestra ALIADA, nuestra amiga, como esas escasas amigas un tanto incómodas pero auténticas, que nos hace preguntarnos, reflexionar, autocriticar, modificar hábitos, actitudes, creencias, relaciones,...

O al menos, nos da la oportunidad para ello.

Y si, además, sabemos respetarla en su fase aguda, NOS CURA según el principio hipocrático “Natura vix medicatrix”.....

Pero vivimos en el mundo de lo inmediato, lo aparente, lo medible, rentable... Y esperar, respetar, CUIDAR, REFLEXIONAR, no son valores imperantes.

Se ataja la enfermedad AGUDA simplemente CALLÁNDOLA, AMORDAZÁNDOLA, SUPRIMIENDO SINTOMÁTICAMENTE.

El lenguaje simbólico se hace silencio. Y la “sustancia morbosa” se ve obligada a permanecer y a transformarse (según las leyes físicas)...

Y desemboca en un tiempo más o menos corto en una enfermedad más profunda, y/o más crónica, más virulenta, e incluso más anímica.

Siguiendo la ley de Hering:
“La enfermedad va de fuera adentro y de abajo arriba, de los órganos menos vitales a los más vitales, “de lo más físico a lo mental”.

Haciéndonos cada vez más difícil comprender el sentido de la enfermedad, y actuar en consecuencia.

Dice la Dra. en Filosofía Jean Borysenko:
“Somos sanados cuando podemos crecer a partir de nuestro sufrimiento, cuando podemos volver a formularlo como un acto de gracia que nos conduce hacia quien REALMENTE SOMOS”.

¿Y quienes somos?

Según Laín y Entralgo (C. Y Alma; Pág. 174):

“La vitalidad nutre desde su fondo a toda nuestra persona, y como savia animadora asciende a las cumbres de nuestro ser”. Esas cumbres son el espíritu, en cuanto a capacidad de pensamiento y voluntad.

Entre la vitalidad y el espíritu se halla el alma, zona donde prevalecen los sentimientos. Pero no supongamos que esta ordenación significa separación entre estas tres actividades. Fundiéndose con la vitalidad, el alma se hace corporal o carnal, psicológicamente se manifiesta en la percepción del intracuerpo, extendiéndose al espíritu se hacen pensables los sentimientos, y los pensamientos se revisten de matiz afectivo. Somos uno solo.....

Según Simonton y Siegel, la salud es la consecuencia de la armonía entre esas tres dimensiones. Y la enfermedad nos avisa del alejamiento entre ellas; o dicho de otro modo, del alejamiento de nosotros mismos.

Y ese ser que somos, cuyo proyecto original nace con nosotros, trata de desarrollarse, expresarse y realizarse a lo largo de la existencia, en los diferentes ciclos vitales.

Y en cada una de esas etapas se encuentra con las dificultades y las posibilidades propias de cada etapa, cada nivel social, cada situación y en definitiva, cada individuo/ a.

Y eso conforma las enfermedades propias de:

- La infancia.
- La adolescencia.
- La edad reproductiva.
- La menopausia.

A lo largo de estas jornadas se tendrá ocasión de reflexionar y experimentar en relación a cada una de esas etapas, pero sí daremos ahora algún punto de reflexión:

INFANCIA:
1.- Observamos que la mayor parte de enfermedades de la infancia en nuestro medio son de tipo AGUDO = Avisos. Hacia “fuera”: piel y mucosas. Y suelen evolucionar favorablemente sin tratamiento.

2.- Frecuentemente están ligadas a situaciones familiares y del entorno inmediato.

3.- En cierto modo, el bebé EXPRESA con su cuerpo los desequilibrios de su entorno, y de la relación entre éste y él mismo. Él sólo tiene ese lenguaje simbólico: su propio cuerpo.

También sabemos que a través de los procesos agudos el niño/ a madura y crece.

ADOLESCENCIA:
1.- Gran parte de los trastornos de la adolescencia están ligados a:

- La alimentación.
- Alteraciones nerviosas.
- Mayor riesgo de suicidio, tóxicos, accidentes.
- Alteraciones del ciclo menstrual.
- Enfermedades de la piel.

2.- Es el momento de REAJUSTARSE a una nueva etapa en la que se está conformando la AUTOIMAGEN, la aceptación de sí, la PROPIA IDENTIDAD.

Y esas crisis se manifiestan en el cuerpo de las chicas en alteraciones que reflejan el conflicto con su IDENTIDAD FEMENINA.

EDAD REPRODUCTIVA:
1.- En la etapa reproductiva, gran parte de las enfermedades ya se van CRONIFICANDO, y se sitúan, entre las mujeres, en órganos específicamente femeninos: mamas, útero, ovarios.

Se dan los típicos síndromes del ama de casa, depresivos, de alteraciones nerviosas, insomnio, ansiedad, dolores difusos,....

Todo ello en un mundo que infravalora y desprecia lo propiamente femenino.

2.- Si todas las etapas vitales se están MEDICALIZANDO, y por lo tanto YATROGENIZANDO, la reproductiva se lleva la palma:

- Anticoncepción agresiva.

- Histerectomías masivas no justificadas.

- Partos tecnologizados = I. Quirúrgica.

- Medicalización en la lactancia, crianza,...

- Antidepresivos y ansiolíticos,....

MADUREZ-MENOPAUSIA:
1.- La CRONIFICACIÓN llega a su cenit y alcanza la DEGENERACIÓN, dándose en ese momento las fases más elevadas de:

- Cánceres.
- HTA.
- Infartos- Angina.
- Artrosis.
- Diabetes,....
- Trombo embolias,...

2.- Se culpabiliza a la Menopausia- reajuste hormonal fisiológico- de las consecuencias de una vida frecuentemente maltratada, negada, asfixiada,...

Basta hacer una buena historia clínica a mujeres de esa edad para comprender cómo y porqué han llegado hasta ahí.

Y se vuelve a pretender silenciar a la naturaleza sistemáticamente con el nombre de Prevención, hormonando a todas las mujeres.

CONCLUSIONES:
¿A DÓNDE NOS LLEVA ESTA REFLEXIÓN?

Es preciso replantearse la salud y la enfermedad atendiendo a una visión de la persona y la vida más global, interdisciplinaria, integradora y respetuosa con la naturaleza.
Normalizar e integrar en el S.S. Métodos Terapéuticos afines a esa idea: Acupuntura, Homeopatía, Naturopatía,...
Hay necesidad de ESCUCHAR y aprender y enseñar a Escuchar al cuerpo para tratarlo con respeto y aplicar las leyes naturales para su preservación.
Hay que DESMEDICALIZAR urgentemente a la población y a cada uno de los ciclos vitales, y entender estos momentos como CRISIS-OPORTUNIDADES de CRECIMIENTO.
Hay que EDUCARSE y EDUCAR para que los procesos de alteraciones de salud puedan ser interpretados como avisos sabios que nos ayudan a un mayor desarrollo como individuos/ as.
Hay que hacer un trabajo de PREVENCIÓN 1ª y EDUCACIÓN, y menos de prevención 2ª y tecnologización.
Hay que ofrecer las condiciones SOCIALES necesarias para que los aspectos físicos y anímicos puedan ser atendidos correctamente.
Hay que INVERTIR dinero, energía, tiempo, y amor en educar de, en y para la salud y la VIDA.

El Dr. M. Odent, lo resume de un modo claro y hermoso, que refrendo completamente, desde mi experiencia y mis reflexiones:

“La prioridad no es eliminar los microbios, el estrés,... o el dolor.... sino DAR A CADA SER HUMANO la posibilidad de desarrollar sus capacidades genuinas”.