Frase

"No te empeñes en curar tu enfermedad; tu enfermedad viene a curarte" Carl Jung

Capitulo 18 de Mujeres y salud desde el sur. 4ª edicion.

De la obra: MUJERES Y SALUD DESDE EL SUR. María Fuentes. Ed. Icaria. Barcelona. 2001-2012.4ª edición.

CAPITULOXVIII.
Maternidad. Experiencia. Condicionamiento. Aprendizaje. Funcion social.
Entre el deseo, el mandato y la conciencia.

“Cada mujer lleva dentro de sí misma a su madre y a su hija”
CARL JUNG.

Este capítulo se nutre en gran parte de la elaboración de trabajos grupales e individuales realizados por los grupos de profesionales entorno a su rol de profesionales de la salud, la maternidad y la asistencia.

“En nuestro trabajo grupal –buscar palabras asociadas a maternidad- hemos observado que prácticamente todas, hemos recibido el “mensaje” de que ser una “buena” madre es:
entregarse, darse, sufrimiento
sacrificio dolor
amor incondicional sabiduría (ella siempre sabe lo que te conviene )
cuidar a otr@s unir a la familia
olvidarse de sí misma controlar
abnegación disponibilidad
protección educar
alimentar criar
asear gran responsabilidad
demasiado trabajo agobio
preocupación

…un problema para toda la vida: de pequeños mucho trabajo, de adolescentes, muchas preocupaciones, de adultos, desacuerdo con ellos..(con los hijos)”.(grupo de trabajo )

Esta ha sido el resumen de la totalidad de personas que hicieron esta reflexión, coincidiendo casi todas ellas en la mayor parte de los conceptos utilizados.

Sólo una se “aventura” a añadir algunos términos más. Que incluyo, por parecerme especialmente reveladores. Mi impresión es que, si bien los anteriores recogen lo percibido directamente como mensaje, esta última reflexión, añade lo vivido subliminalmente, es decir, los aspectos menos evidentes, más “en la sombra”, en lo inconsciente, tanto personal como colectivo. Que nos entorpece y dificulta la experiencia de la maternidad como posibilidad de aprender, gozar y crecer. Todo aquello que forma parte de nuestras propias exigencias, culpabilidades y lastres, como hijas y como madres. Pero que es difícilmente reconocible, disfrazado como está por la “mística” de la maternidad en la que hemos crecido y vivido… y que se caracteriza por:

limitación
abuso
exigencia
rivalidad
petición de ayuda
conflicto
dificultad de relación
descuidarse
manipulación
posesión
negocio emocional
desvivirse ( =no vivirse=muerte)
(CARMEN,35 AÑOS)

Entiendo que todos estos términos, que pueden resultar chocantes, e incluso provocar repulsa en algunas personas, han de ser entendidos desde lo que Victoria Sau ( 1995), nombra como “el exilio de sí mismas”, que ha supuesto la maternidad para las mujeres. Una maternidad que – bajo la creencia de que era la mayor y más noble función a la que se podía aspirar como mujer- la hace alejarse de sí misma, hasta el punto, de con-fundirse con su prole, con su rol. Y al mismo tiempo, ser víctima de sí misma.

El que sólo una persona haya añadido esos términos, nos habla tambien del nivel de profundidad y compromiso interior, en la que cada una está. No es frecuente atreverse a enfrentar la maternidad desde esa perspectiva. Y es curioso que lo haga precisamente una persona –dentro de todo el colectivo de profesionales- que ha llevado muy lejos el cuestionamiento de su aprendizaje y práctica profesionales, y que además, se ha especializado en el terreno de la maternidad.

Sigamos la puesta en común…

“Aprendí que la maternidad es el momento más importante de la vida de una mujer, la culminación del matrimonio, y una situación de debilidad y fragilidad,en la que hay que olvidarse de una misma…(sin embargo)… quisiera que el ser madre fuera una parte de mí vida, que no toda. Y que no supusiera olvidarme de mí misma ni de mi vida. Quisiera estar rodeada de gente alegre y positiva, y sentirme cuidada y protegida…
Quisiera ,en primer lugar, decidir ser madre desde el deseo,tener ilusión y vivirlo como una experiencia placentera. Ser una madre acogedora y cuidadora, ofrecerle un ambiente de felicidad y calor. Me gustaría tener un pecho muy grande, y poder ofrecerle calor y protección. Intentar no transmitirle miedos ni angustias o mis propias inseguridades. Darle seguridad, independencia, respeto. Ser capaz de respetarle y escucharle como a otra persona.
No crearme expectativas sobre lo que quiero que sea o haga. Dejarle libre para que sea lo que quiera ser.
El principal conflicto para mí es el de dejar de ser niña yo misma, y sentirme una mujer, para poder cuidar y recibir a otr@.No sentirlo como una agresión hacia mi cuerpo, porque dependa de mí, incluso para alimentarse.
La trampa en la que me da miedo caer es en que lo utilice para llenar vacíos o frustraciones, y proyecte sobre él todas mis necesidades afectivas.
La oportunidad que se me ofrece es madurar como persona, vivir una faceta más de mi ser mujer, e intentar hacerlo mejor que lo hicieron mis padres conmigo.”
(ISABEL,. 31 AÑOS)



“Yo he recibido una carga de la maternidad como algo doloroso, sacrificado,que aunque tiene una parte de satisfacción y esperanza, tiene sobre todo, un tinte de angustia , conflicto y drama….(tal vez por eso) quisiera ser una madre consciente de mi lado oscuro, de lo que soy en realidad, para poder trabajarlo, y que haga el menor daño posible a mí y a mis hijos.
Respetuosa, capaz de cuidar de mi “niña chica interior”, para poder cuidar mejor a mis hijos, con capacidad para dejarles crecer y separarme . Consoladora, contenedora, receptiva, generosa, creadora" 
(JULIA,30 AÑOS)…

Y, de nuevo, el conflicto, al que inevitablemente estamos abocadas : O bien superamos a nuestras madres, con lo cual implícitamente, las traicionamos puesto que de algún modo estamos poniendo de manifiesto “que no lo hicieron lo bastante bien”. Y nos vivimos como hijas que traicionan a la madre, y son “desagradecidas a todos sus sacrificios”. O bien, nos “igualamos” a ellas, siguiendo su patrón. Con lo cual, nos vemos convertidas en traidoras a nosotras mismas, y a los mensajes feministas imperantes actualmente. Y “perpetuadoras del sistema patriarcal”.(ORBACH, 1987) difícil elección!!!!. Cualquier opción que elijamos, nos reconduce de nuevo, a la culpa- uno de los lastres más ligados a nuestra condición de madres, y más difíciles de manejar y extirpar.

“Los conflictos asociados a la experiencia de maternidad que me aparecen como evidentes son:
· Compaginar el aspecto maternal con el “resto”: laboral-profesional, relacional-social,ser compañera, amante, ser sexual.
· Cuidar a mi niña interior con todas sus carencias y necesidades a la vez que cuido de mis hijos.
· Tener la capacidad para respetarles, permitir que crezcan, y dejarles ir, aún con los sentimientos de fusión y posesión.
· Saber delimitar mis propias necesidades y las suyas.
· Mantener un espacio personal y de pareja, sin dejarme avasallar por las cargas de trabajo que pueden requerir los hijos."
(CONCHA,29 AÑOS.

En cuanto a las trampas de la maternidad, me preocupa la posibilidad de caer en :

· Tener un hijo para resolver problemas de pareja, soledad, trabajo…
· Pretender cubrir carencias emocionales
· Realizarme a través de él.
· Utilizarle para chantajear al compañero
· Como medio de demostrar a otros mis capacidades.

Por último, las oportunidades que me ofrece son:
· Desarrollar-realizar otras capacidades como mujer
· Aprender de mi lado oscuro-materno:
           -mi propia niña interior
           -mi capacidad relacional, de ternura, de intimidad, de autoridad…
· Crecer, madurar, disfrutar, gozar.”

(LOLA,36 AÑOS)

“Yo aprendí que la maternidad era una obligación de parir hijos , criarlos, y asumir su vida como si fuera la mía…mi utopía personal es que es una elección que hay que saber hacer en el lugar y momento adecuados, y criarlos y alimentarlos según la decisión propia. Educarlos para que sepan elegir su futuro de acuerdo con sus gustos. Proporcionarles las herramientas necesarias para que encuentren la armonía en sus vidas, y se hagan responsables de ellas.
…La trampa fundamental para mí es que proyectemos en nuestros hijos nuestras frustraciones, exigiéndoles a ellos lo que nosotras no hemos conseguido.
….La oportunidad es el poder hacer que las cosas funcionen mejor, y elegir hacerlo a nuestra manera.
Para que no haya contradicción entre lo que hemos aprendido y lo que queremos, hemos de encontrar el “puente” que nos lleve de un lado al otro. Considerarlo como un proceso de cambio, para no agobiarnos. Efectuando los cambios poco a poco, diariamente, y en la medida de nuestras posibilidades, y nuestras limitaciones. Hay que pensar en construir la educación de nuestros hijos. Respetarles y respetarnos. Tengo que cuidar de mi niña interior para poder cuidar de mis hijos”.
(PEPA 28 AÑOS)

“ Para mí, ser madre, es sentir que puedo dar vida a otro ser, experimentar que puedo crear otro ser dentro de mí, sentirlo, abrazarlo, tocarlo, darle todo lo que me dieron. Pienso que es un instinto que tenemos la mayoría de las mujeres. Dar amor, comprensión, sin esperar nada a cambio, dedicación.
Aunque no lo he vivido aún, veo que el conflicto mayor es que la dedicación que exige debe influir mucho en la pareja, y la vida cambia por completo. El conflicto será mayor, cuanto menos deseado haya sido el niño. Creo que el volcarse hacia el que viene, puede provocar celos en la pareja, así como tambien crear diferencias de modos de criar, educar…
La trampa mayor que yo veo es que durante un tiempo, nuestras aficiones y nuestro tiempo van a ser relegados. Pero creo que la trampa está en pensar que la maternidad no implica dedicación, compartir, ni dar nada sin recibir nada a cambio.
Si lo deseas y eres consciente de ello, no tiene porque ser un problema. Las oportunidades son muchas : satisfacción de poder darle vida a otro ser, alegría de compartir, cuidar a otro, recibir agradecimiento, ternura con solo una mirada, de inocencia. Sería como volver a tu infancia.”
(ELENA,25 AÑOS)

La siguiente transcripción es de un pequeño grupo que trabajaron juntas.De ahí que hablen en plural.

“Creemos que ser madre es tener hijos perfectos, cariñosos, trabajadores, responsables, amorosos. Las oportunidades son muchas: Es difícil aprender a aceptar la realidad de los hijos. Aceptarlos tal y como son.
Es una ilusión de poder dar vida y amor, y ternura, al ser que depende totalmente de tí al principio.
Descubrir la propia capacidad de cuidar, el instinto materno.Ya que sin prepararte para ello, te sorprendes de ser perfectamente capaz de realizarlo.
Es responsabilidad hacia un ser que te necesita. Es desarrollar un aspecto más de la vida de una mujer y persona, que puede crear, pero al mismo tiempo tambien puede desarrollar otros aspectos de su personalidad: apertura, abundancia. Amor, ternura.
Los conflictos que nosotras observamos son:
· Querer ser madre, pero tener miedo a la excesiva responsabilidad.
· Querer tener hijos perfectos y tender a ser controladora.Y al mismo tiempo aceptarles como son y ayudarles a ser ellos mismos.
· Querer ser madre, pero tener miedo a perder la propia libertad e independencia personales.
La trampa es la de querer proyectar en ellos tus deseos frustrados.Y no darte cuenta de que son ellos y sus deseos.
La oportunidad es la de aprender a crecer, al verte reflejada en ellos”.

( grupo de trabajo Mujeres y salud)

“El mensaje recibido es que la maternidad es la principal función de una mujer, antes de ser persona. Donde el centro absoluto de la vida del niño es la madre.
Pienso, sin embargo, que el ser madre es un potencial, compartido por la pareja, en facetas muy determinadas.Es una decisión que permite autotrascendernos.
Esto es vivido con una serie de conflictos:
· Compatibilizar el rol maternal y la realización personal
· Ningun apoyo social
· El tipo de parto, lugar, modo de vivirlo, ser asistida, que no te dejan elegirlos.
· El no tener las cosas claras ( falta de información, formación, etc.)
Las trampas son fundamentalmente que:
· Se quieran cubrir las carencias afectivas con el hijo
· Querer realizar los propios sueños a través del hijo
· El rol de madre genera mucha culpabilidad, potenciada por la sociedad,y eso al final hace que tu realización personal se vea disminuida.
La oportunidad es que:
· Creces como persona
· Autotrascendencia
· Sensibilización frente al mundo
· Permite volver a vivenciar tu propia infancia
· Nos permite vivenciar experiencias agradables exclusivamente femeninas.
Creo que debemos aclarar conceptos e ideas. Y esto implicaría que nuestros comportamientos serían más sanos y menos ambivalentes, excluyendo sentimientos de culpabilidad que son los que nos paralizan y nos hacen involucionar.
Considero que la búsqueda y el conocimiento de la persona, y de su crecimiento como tal, es fundamental para desplegar y desarrollar el ser femenino, el rol materno, y la maternidad.”
(LUISA, 32 AÑOS)

“Lo que siempre he oído sobre la maternidad es que es algo bonito, grande, que no se pueden explicar los sentimientos, que hay que vivirlo para poder explicarlo, extraordinario. Es un don precioso que sólo tiene la mujer, y que el hombre nunca podrá vivir ni sentir.
Yo pienso que es llevar una vida dentro que va creciendo, sentir un gran amor y una gran responsabilidad porque alguien dependerá de tí. Es sacrificio ya que vas a tener que dejar muchas cosas por ese hijo; un cambio enorme en la vida, y un aprendizaje.
Los conflictos y trampas que yo veo son respecto a la pareja, ya que los hijos no unen a las parejas que ya están desunidas. En todo caso , es una dificultad más , para ponerte de acuerdo en la crianza, la educación…A mí me da miedo, sobre todo la responsabilidad, el no saber hacerlo bien”.

(MARIA,26 AÑOS)

No deja de ser desconcertante, que entre tantas mujeres de nivel medio socio- económico, cuya vida está muy orientada hacia el proyecto social y profesional, apenas si se nombre, como accidentalmente, el aspecto social y político de la maternidad.

Ni como conflicto, ni como trampa, ni como oportunidad.

Y sin embargo, soy testigo cotidiano, del sufrimiento, desconcierto, y rabia, con el que una gran mayoría de mujeres de esas características, viven su maternidad….¿Qué ha ocurrido? , ¿por qué llegan con tal malestar las mujeres a la mediana edad, a pesar de haber luchado tasn intensamente por mejorar y superar el destino de las mujeres tradicionales, de las cuales trataron de apartarse?...ellas han concebido sus propuestas de cambio a su subjetividad en condiciones de aislamiento, en la soledad de sus vínculos matrimoniales, de sus esfuerzos laborales, de la crianza de sus niños como una problemática que debía ser resuelta por ellas y bajo su sola responsabilidad. En tanto intentaban producir transformaciones en sus modos tradicionales de vida, quedaron aisladas, solitarias, excluyéndose de un proyecto social más amplio, desconociéndose con el amplio grupo de mujeres que busca resoluciones semejantes a ellas. Fundamentalmente, desestimando el recurso de búsquedas más colectivas, con representaciones más claras acerca de su condición como miembros de un mismo género,el género femenino.

Aisladas, buscando resoluciones individuales, autoculpándose si no obtenían los resultados que ansiaban, se imponían mayores esfuerzos, mayor autoexigencia, y concomitantemente, más sentimientos de impotencia y de autodesvalorización cuando aquellas metas –generalmente forjadas en la etapa juvenil- no eran conquistadas al llegar a la mediana edad…...No basta con Intentar cambiar los modos tradicionales de vida , ampliando los recursos para constituir sus subjetividad, como garantes del proyecto vital. Parece tambien necesaria una lucha más colectiva, una concientización generalizada y vívida, del resto del campo social donde estas mujeres desarrollan sus vidas cotidianas sus familias, sus lugares de trabajo, etc.
(BURIN, 1991)

Es como si aún no hubiéramos comprendido ni integrado, el hecho de que el trabajo por una sociedad más justa, pasa por lo más cotidiano. Y lo más cotidiano sigue siendo nuestra relación con la pareja, los hijos, la experiencia de la maternidad y el modo en que eso se construye. Y se vive. Aquella frase histórica de que “lo personal es político”, aún no ha alcanzado todo su significado en las vidas cotidianas. Y hoy por hoy, la maternidad no es sólo una experiencia, sinó que sobre todo, sigue siendo una Institución…

“La institución de la maternidad viene definida por las leyes civiles y religiosas que regulan la maternidad, el falso sentimentalismo que la rodea, las manifestaciones artísticas que la expresan, las tradiciones étnico- culturales relativas a la maternidad basadas en decisiones de las que las mujeres han sido excluídas, la dependencia económica femenina, la relegación de la maternidad y la familia al campo de lo privado, la transmisión de la herencia y el apellido del padre , la negativa a considerar las tareas domésticas como parte de la producción, la legitimación de la cadena de amor-culpa entre madres e hij@s., los salarios femeninos más bajos que los masculinos, la socialización de las mujeres para el rol de cuidadora de las criaturas, la separación entre géneros artísticos populares femeninos y el Arte Cultural Elevado, así como el control que la medicina ejerce sobre el parto y el proceso reproductivo, incluído el intento de convertir el embarazo y el nacimiento en patologías y a las embarazadas en “pacientes”. La institución de la maternidad, unida a la obligatoriedad de la heterosexualidad impuestas, crea prescripciones, legitima ciertas opciones, y veda ciertas alternativas, exigiendo instinto maternal en lugar de inteligencia, generosidad en lugar de autorrealización, y entrega a la asistencia emocional de los demás en lugar de imaginación creativa. No tiene en cuenta ni la realidad ni las necesidades femeninas y subemplea las capacidades de la mujer” (BENGOECHEA, 1996).

Por otro lado, lo que de un modo estructural se ha ido manteniendo, sigue siendo una de las bases de sustentación más potentes y más difíciles de cambiar : el modo de vivir la paternidad por parte de los hombres- padres. Y el modo de éstos de compartir lo que esto conlleva en lo cotidiano. El discurso está aparentemente claro, no así la vivencia. Cuando algunos se empeñan en potenciar la natalidad a base de aumentar los servicios de guarderías y de “premiar” económicamente a los padres- madres con ayudas financieras, aún no se quieren enterar de que la negativa de las mujeres actuales a seguir siendo las que aseguren “el control demográfico”, tiene mucho más que ver con el reparto real de tareas de crianza y hogar que con cualquier otra cosa.

Rich, mucho más poética y certera lo llama, compartir “el trabajo del amor”. Y añade : “Si los hombres están dispuestos a compartir ese trabajo, deberemos cambiar nuestra manera de amarlos. Esto significa, entre otras cosas, dejar de sentirnos agradecidas y alabar a los padres de nuestr@ hij@s cuando comparten parcialmente el cuidado y educación de la prole. (No se considera especial a ninguna mujer que atienda todas las responsabilidades como miembro del binomio padre- madre, ; en cambio, no cumplirlas supone un crimen social). Significa tambien que dejemos de tratar a los hombres como si sus egos fueran una cáscara de huevo o como si la conservación del yo masculino fuera algo deseable a expensas de una relación igualitaria. Significa que empecemos a esperar de los hombres, igual que ocurre con las mujeres, que se comporten como nuestros iguales sin que haya necesidad de aplaudirles por ello, o señalarlos como “excepcionales”, y que rechacemos en ellos la separación tradicional del “amor” y “el trabajo”. Pasará mucho tiempo hasta que comprendan que esta es una nueva forma de amor.”(RICH, 1996)

Las diferencias en el modo de ver la maternidad, y el hecho de ser madre, abundan. Las contradicciones tambien. Estamos obligadas a mostrar y reflexionar sobre algunos de los modelos actuales imperantes, ya que inciden ampliamente en el desarrollo de la salud, tanto de mujeres como de las criaturas, adult@s del mañana.

Existe un estereotipo muy actual, y generador de graves trastornos en las criaturas a corto, medio y largo plazo: madre “moderna” profesional –o no-, que desde un supuesto discurso “liberador feminista”, pretende que “le gestionen de manera eficaz su embarazo, los técnicos expertos”, “no sufrir inútilmente en el parto, como una antigua sacrificada, sinó que me programen la cesárea así voy ya preparada y no hay sorpresas, o al menos que me anestesien desde el principio”. En general, este personaje suele dejar toda su confianza y responsabilidad en manos de los profesionales sanitarios que hacen el seguimiento de su embarazo y parto,dando por sentado que lo harán perfectamente, sin informarse,sin reflexionar, sin profundizar sobre las repercusiones que todo tiene sobre sí misma y sobre la criatura. Cuando llega el momento de la lactancia: “no tengo tiempo para darle la teta, total el biberón tambien se lo puede dar su padre, y se cría muy bien, como hizo mi madre conmigo” y si se despierta por la noche, puede acudir a alguno de los pediatras que están dispuestos a “tranquilizar” a la criatura con algún medicamento derivado hipnótico, enmascarado de…. ; a los pocos meses lo lleva a una guardería de la mayor calidad que le permita su capacidad adquisitiva, bajo el supuesto de que “debe hacerse independiente y autónomo lo antes posible”,más pronto que tarde, dejarle en la guardería o el cole de las 8 a las 6 de la tarde- además ,”comerá allí, y así aprenderá a comer sin manías”, y en cuanto sea posible, lo apuntará a una serie de actividades extraescolares, que hacen de su día, una jornada que correspondería a un alto ejecutivo –de 8 a 20 hs- ,antes de los 12 años, y llegará a su casa ,tal vez con su propia llave, y para cenar una posible pizza precocinada y calentada eficaz y rápidamente por un moderno microondas.

Seguramente, todo esto será con el beneplácito de un padre probablemente muy ocupado, que habrá dejado toda la responsabilidad de esas decisiones en manos de la madre, y ambos esperarán que el suyo sea un@ chic@, centrad@, responsable, autónom@, adaptad@, exitos@.

No se trata de juzgar comportamientos ,sinó de poner de manifiesto que hay modelos sociales generadores en sí mismos de patologías. No es el momento –se precisa una obra completa para desarrollar el tema de trastornos infantiles asociados al modelo de vida y relaciones primarias. Pero sí es preciso hacer una llamada de atención hacia un sistema social hipócrita,y enfermante que habla de “liberación” de la mujer, de “reparto y conciliación de tareas”, de “fomentar la socialización de la crianza” sin considerar que no se trata de repartir un pastel, sinó de la gestión de personas en proceso de gestación, desarrollo, evolución y maduración, es decir, material humano sensible, en proceso de diseño, y por tanto en etapas extremadamente vulnerables.

Estamos asistiendo a una elevación alarmante de patologías serias graves y crónicas; físicas, psíquicas y sociales de niñ@s y jóvenes, que prácticamente no existían hace sólo 30 años: bronquiolitis en r.nacidos, bronquitis crónicas recurrentes en los primeros años, alergias múltiples, asmas crónicos, autismo, trastornos de la alimentación, anorexia infantil, suicidios, trastornos de atención, hiperactividad,fracaso escolar disparado,consumo de alcohol precoz en aumento, millones de adolescentes durante meses encerrados en sus habitaciones y aislados de la Vida [1]

Y tal y como desarrollamos en los primeros capítulos, las causas de todo ello son sin duda múltiples. Pero hay que profundizar con urgencia en aquellos factores que afectan directamente a los tres primeros años de la vida.(Ferré y Ferré.2005) Y todo ello se haya estrechamente vinculado con el discurso social y asunción individual y colectiva del hecho de la maternidad. Tod@s somos responsables, pero las mujeres estamos directa e indisolublemente involucradas. Desde nuestra naturaleza biológica y psíquica ,y nuestro proceso de empoderamiento y responsabilidad históricas, nos toca directamente, y no podemos mirar para otro lado. Tampoco los hombres pueden hacerlo. La necesidad imperiosa de una paternidad real, cotidiana,afectiva,efectiva responsable, cálida y sostenedora se hace cada vez más urgente.[2]

En el otro extremo de los modelos maternales actuales existe un perfil de madre que se empeña en darle hasta tal punto todo-y sólo- cuanto de bueno ha descubierto que existe, a sus criaturas. Este personaje se esfuerza –a veces casi a cualquier precio- en alimentaciones no sólo saludables, sinó obsesivamente puras, en partos ideales , lactancias prolongadísimas cuya dificultad no es en sí misma el tiempo-que es oscilable amplia, libre, y saludablemente entre los 6 meses y los 3 años-, sinó su propia capacidad de gestionarlas con buen ánimo , en buen estado, y conciliándola con una vida personal y de familia. Madres que pretenden que sus criaturas no enfermen,-y que si lo hacen, persiguen insistentemente su propia “culpa”, o la de algún producto, cosa o persona cercanos que lo expliquen, y a ser posible que lo expíen- Buscando rodearles de productos única y exclusivamente naturales. Renuncian a su vida personal y profesional, atrapadas en una rigidez y autoexigencia asfixiantes. Pueden querer responsabilizarse tambien de la educación personalmente…Todo ello muy legítimo, y saludable en sí mismo, pero no tanto si forma parte de un titánico y vano esfuerzo de perfección, que es tan agotador y culpabilizador como el adquirido de las antepasadas .

Y tambien con posibles repercusiones patológicas sobre sí mismas y su prole. Derivadas de su rigidez, su autoexigencia, su alta expectativa sobre l@s hij@s, su exceso de control, y en definitiva, la culpa .

Se observa,sin embargo algo común a casi todos los modelos “adaptados”

y estructurados de maternidad: Todas se visualizan como futuras y deseables madres perfectas. Entendiendo como perfectas, el dar a los hijos, no sólo amor, cuidados y dedicación, tal como aprendieron de sus antecesoras, sinó ofrecerles el respeto, la libertad y los medios para ser personas más completas y felices. Y por otro lado, sin que ello vaya en detrimento de su propio desarrollo como personas.

De algún modo, se pretende “redimir” en una sola generación, todos los supuestos errores de las generaciones anteriores. En realidad, es ejercer de nuevo, de modo fiel el mensaje recibido: “para ser una mujer completa, has de ser una madre perfecta”. Viviendose así una contradicción enmascarada por la cultura actual, pero tremendamente dolorosa y desgastante: mientras que se nos dice que el valor de las mujeres ya no depende del ser madre, el mundo sigue esperando de nosotras mucho más que de nuestras madres.

Ya no basta con ser una madre dedicada y amorosa. Esto, en general podría satisfacer a nuestras madres, y a su entorno. Nosotras exigimos mucho más de nosotras mismas. “Debemos ser”, además, eficaces. Es decir que aunque se da una crítica hacia la visión de la maternidad como abnegación, sacrificio y entrega incondicionales, por otro lado, ¿existe mayor abnegación y entrega que el pretender ofrecerle a otro todo y ,sólo lo bueno de nosotr@as mism@s, y al mismo tiempo mantener nuestra independencia?.

Es como si se hubiera pretendido hacer un “injerto” en el concepto de maternidad adquirido, de modo que prevalezca todo lo bueno del anterior, y que arraige en él tambien todo lo que-según el modelo cultural actual- es mejor.

No se cuestiona en sí mismo, el modelo cultural imperante, dando así por supuesto que es inamovible. E incluso que se halla ligado a características biológicas, y antropológicas que así lo justifican. Ignorando así la enorme diversidad existente en el planeta sobre el modo de ejercer la mater- paternidad.

(TUBERT, 1991; M.MEAD, 1981) (CANOVAS,G, 2007)

Pero sigue prevaleciendo un idea mistificada y mitificada del ser madre. Sin referencia real a sí misma. Sin dejar un espacio real a los límites, los aspectos oscuros, las contradicciones, el dolor, la lucha interior y cotidiana, los desgarros. Y sobre todo, pagando el precio siempre las mujeres.

Aunque si hablamos de precios a pagar, es ridículo seguir creyendo que existe algo que sólo repercuta en las mujeres o en los hombres. En la medida en que algo incide en el modo de sentir, pensar y vivir de una persona, eso va a repercutir en todo su entorno. Mucho más, cuando esa persona es tambien cuidadora y transmisora respecto a otras personas….”que los hombres se incorporen masivamente al cuidado infantil, ..sería lo más revolucionario que cualquier grupo masculino podría hacer. No sólo cambiaría las ideas que los niños –y los hombres- tienen de las mujeres y de ellos mismos, sinó que acabaría definitivamente con los papeles sexuales y diversificaría los modelos de trabajo de ambos sexos. Transformaría toda la comunidad y su relación con la infancia. Al aprender a cuidar a los niños, los hombres dejarían de ser niños. No podrían jugar más con los privilegios de la paternidad sin compartir plenamente y en igualdad de condiciones la experiencia de la educación..(RICH, 1996).

Si eso fuera posible, y al mismo tiempo, las mujeres “desplegaran su libertad creadora. Que se conviertan en co-creadoras de un mundo en el cual la diferencia sexual sea fuente de engendramientos que no se limiten a la procreación de hij@s..."(IRIGARAY, 1985)…el mundo habría empezado a caminar hacia un mayor y mejor equilibrio. Quien sabe si hacia la utopía soñada a lo largo de toda la historia de la humanidad…

Pero hoy por hoy, las mujeres seguimos teniendo el peso, y la responsabilidad mayores en lo referente a crianza, educación y reproducción de la especie.

Tanto si se es madre como si no. Porque el elegir ser madre o no sigue siendo vivido como otro desgarro. La sombra de la “incompletez”, sigue planeando sobre las mujeres que deciden no ser madres –o cuya biología no se lo ha permitido. La duda sobre lo acertado de su decisión. El empeño en descubrir “las razones ocultas” que la han llevado hasta ahí.

Es más, se adivina entre las que han tenido hijos y las que no los han querido tener, una especie de actitud “de mirarse por el rabillo del ojo” mutuamente. Como si, de algún modo, al descubrir la insatisfacción de la otra en relación a la opción tomada , pudiera afianzar la propia .

Tal vez nuestra identidad como mujeres sigue estando tan marcada como en nuestras madres por el hecho de ser madre ¿.

Cuando una feminista como E. Jong, escribe “años después de dar a luz, me convertí en madre, contra mi voluntad. Porque ví que mi hija necesitaba que me convirtiera en madre. Lo que en realidad hubiera preferido yo era seguir siendo una escritora, que ocasionalmente era madre. Eso haría que me sintiera más cómoda, más a salvo. Pero Holly no lo permitió. Ella necesitaba una madre, No una madre en ocasiones. Y como la quiero más que a mí misma, me convertí en lo que ella necesitaba que yo fuera” (JONG, 1998). Es que esto de la maternidad sigue siendo tan misterioso como la propia vida…!tanto, que en un solo momento se aúnan –sin tiempo, espacio, ni posibilidades de lenguaje suficientes para ser expresado – todas y cada una de las capacidades, experiencias, carencias, oportunidades,contradicciones, terrores y éxtasis que la vida nos ofrece…

Hay tantas maneras de contar un parto, que me ha costado varios meses decidirme a coger un bolígrafo y ponerme a ello. Los hechos en sí son insignificantes en relación a la vivencia de ese momento. Se podría resumir en :

Tras dos dias de señales nocturnas, a las 22 hrs empecé con contracciones que se iban haciendo cada vez más intensas y más seguidas. Cuando me empezó a doler el coxis, Sergio y yo llamamos a Maite sabiendo que ya estábamos de parto. Maite y Sole llegaron… y me anunciaron que estaba de 4 cm de dilatación. Quería agua, y al rato se preparó la piscina. Mientras, las contracciones las pasé colgada en un pañuelo y en la pelota. En el agua avancé a 8 cm... y ahí me quedé horas, con contracciones, hasta que hacia las 21 hrs que me rompió la bolsa para ver si así ayudabamos a Yahir a bajar. A las 24 hrs, ya 1 de octubre, había bajado muy poco y la dilatación había “encogido” a 6 cms. Decidimos darnos 3 hrs y media y plantearnos si no había cambios, ir al hospital. Contracciones más seguidas, expulsivo, y a las 3hrs 25 min Yahir estaba con nosotros expulsando mocos. El cordón dejó de latir casi inmediatamente, corté y alumbré la placenta pocos minutos después. 20 min más tarde, tras coserme un hermoso desgarro, Yahir mamaba.

Resumen: 
- Dilatación casi completa en 9 hrs.
-parón total de 16 hrs con contracciones.
-expulsivo de 2 hrs y media.
-desgarro importante, y el resto bien.

Pero ésta versión no conecta para nada con lo que yo viví, con lo que sentí.

Hay una canción que dice que del faro que guía en la mar, no es la luz lo que importa en verdad, sino los doce segundos de oscuridad...y esos "doce segundos"son todo lo que no se cuenta en el relato anterior:

La emoción de empezar por fin mi parto. La unión inicial con Sergio de abrirnos para recibir a nuestro hijo. El verme aún más cerca del punky que del canto carnático. El compartir. El placer de abrirme ante la vida. El terror de repetir lo que tanto dolor me causó recibir. La desconexión corporal que llega como una flecha tras el miedo. La impotencia al no ser efectiva, al no resolver. Mi desconfianza al compartir. La reconexión con Sergio, con Yahir, y con mi cuerpo. El olor. Mi fuerza de decisión casi inquebrantable. Mi necesidad de llegar a los límites de niña abandonada. Mi aceptación de unión y apoyo de una cadena eterna de mujeres maternantes. La rabia de sentir a mi madre fuera de esa cadena. La fuerza bestial de sentirme animal. El olor. El asumir mi muerte como necesaria. El sentir lo dura que estoy. El SENTIR cómo se escurre. El notar su cabeza, el deslizar de su cuerpo. El olor. El sentir el placer de una forma nueva. El sentirme más apoyada que en toda mi vida. El sentir su calor encima de mi tripa. Su olor. El volar y volar y olvidarme de todo lo anterior. El sentir la belleza de una forma totalmente diferente a la de antes. El notar cómo empezaba a romperse mi muro. El llevarme dos días después viendo hilos luminosos por todos los lados. El llevarme a la más maravillosa nube de amor en la que he estado, y aterrizarme para que entienda que sin raíces no hay alas ( y por raices entiendo todo el amor que hizo falta para que yo como humana exista).

Hay muchos relatos para ese momento tan importante para mi. Está el relato de Sergio, el de Maite, el de Sole, y el de Yahir, que seguramente nos lo está contando ya.

...Y de todo ésto doy GRACIAS con mayúsculas a mucha gente:

A (…)todas las personas que están en mi vida por todo lo compartido, y a las que estuvieron y ya no están , por hacerme ver lo que quiero y lo que no.

A Sergio, mi gran compañero de este viaje, por su paciencia, su capacidad de estar a una, y porque ¡Es un amor!

A mi misma, por permitirme estar a Yahir con amor, respeto, y paciencia. A mi cuerpo porque se lo sabe tó, y a mi en mi totalidad porque ¡Soy una fiera!

Y ante todo y sobre todo a mi gran maestro Yahir, por mostrarme todo el amor al que puedo tener acceso, y por enseñarme tanto incluso desde antes de existir.

... Gracias a la vida...

Leticia.33 años

[1]ANDRÉS SÁNCHEZ BRAUN 'Hikikomori' Perdidos en su habitación.El País.4.12.2011
[2] Fuentes Caballero,M. Lactancias,maternidades, feminismos. 2009…..http://artemisalud.blogspot.com. Artículos.