Frase

"No te empeñes en curar tu enfermedad; tu enfermedad viene a curarte" Carl Jung

A Victoria Sau

A VICTORIA.
Madre de las que elegimos ejercer y recuperar a la MADRE

No puedo ubicar en el tiempo, desde cuándo el trabajo de Victoria Sau empezó a ser parte de mi bagaje como mujer y como profesional de la salud.
A veces, tengo la impresión de que ha formado parte de mi universo desde siempre….Tal vez porque cuando leía algo de ella, siempre era más un “reconocer-reconocer-me”.Reconocer algo que mi intuición me contaba, y que no era tanto que viniera de afuera, sino a modo de un reencuentro. Dicen que eso es lo que indica que una obra es algo más que buena: cuando te re-conoces, cuando te resuena como algo propio, pero expresado con más claridad, rigor, belleza, poesía, sentido universal…
Si bien toda su obra ha sido una luz en el camino, y un acompañamiento constante, ha habido algunas especialmente útiles e inspiradoras.
Mi vinculación especial con los temas de maternidad, desde siempre, hizo que su obra El vacío de la maternidad haya pasado a ser para mí su obra más significativa. Un hito. Pocos libros he encontrado en mi vida tan valientes, tan reveladores, tan lúcidos y a la vez tan sencillos y evidentes, que una se pregunta cómo no se escribieron antes, y cómo no están inundando los estantes públicos y privados. Una de sus reflexiones, que me inspiró, y aún sirve de inspiración amorosa para muchas otras:
“…liberarse como mujer, es en sentido retroactivo, liberar a la madre; el mayor acto de amor que pueda darse. Porque la propia liberación implica que la-madre-función-del padre no ganó la partida...sinó la huérfana que había en ella, la mujer, sin más.”
Después de muchos años de que ella formara parte de mi universo de referentes bibliográficos e ideológicos, la vida- que es siempre más sorprendente y bromista de lo que podamos nunca preveer- se encargó de que nos cruzáramos “por los pasillos”. Y en la primera presentación de mi primer libro- a 1000 kms. de su Barcelona natal-, ella estaba en primera fila. Es más, levantó la mano para tener la primera intervención. Por eso la recuerdo con tanta exactitud. Es de esas situaciones que te parecen sueños que de pronto se realizan: ¡Uno de mis mayores referentes, estaba ante mí, e intervenía públicamente sobre mi primer trabajo!: que increíble!, que emoción! Que…. susto! ..no creo necesario abundar en cómo pude sentirme en esos momentos…y no hay palabras para ello….sólo podría hacerlo con gestos.
Yo había basado la presentación en una proyección audiovisual, donde se recogía en forma de imágenes y sonido, la esencia de lo que era el contenido de libro.
Su intervención fue tan sencilla como rotunda: “Es la cosa más bella que he visto en mi vida”…y añadió algunas cosas más…aunque yo ya no sé si escuchaba algo….Y el valor de lo que yo quiero compartir aquí no lo precisa.
Que una intelectual , y obrera de la vida y el pensamiento, brillante, lúcida, valiente y admirada como ella, tuviera el interés de estar allí, de intervenir, de aportar algo, ya me pareció sorprendente y aumentó mi admiración y mi gratitud. Además de reconfortarme en mi re-construcción como mujer y mujer madre .
Pero, que el valor primero y mayor que destacara de lo que veía fuera la belleza….sencillamente me conmovió. Y me confirmó que un alma grande va más lejos que un gran intelecto. Y que la sencillez, la inteligencia, la humildad y la generosidad, van ligadas necesariamente a una gran mujer .
También me mostró algo más: que cuando una mujer ha cuidado, respetado, y profundizado sobre su propia femineidad, al tiempo que ha avanzado en ello desde la investigación, la asistencia, y el pensamiento, no sólo puede producir obra valiosa, sino que deviene impulsora y sostenedora de las de las demás. Es inspiradora nutricia. Desde lo ideológico, desde lo intelectivo, desde lo anímico, desde lo sensible.
La había visto intervenir en foros amplios, académicos, intelectuales, elitistas. En esa ocasión, tuve el placer de contemplarla y compartir con ella, un grupo de trabajo sobre la salud mental en las mujeres, con un grupo de mujeres del sur. Mujeres sencillas, “madres de familia”, mujeres de “a pie”, con los rudimentos de la lectura y escritura apenas, para las que la palabra “feminista” era considerada casi una extravagancia lejana.
Y sucedió algo para mí muy valioso y revelador: la entendieron perfectamente. La sintieron sencilla, cercana, se reconocieron a sí mismas, y fue de nuevo, fuente de inspiración . Ellas a su vez, se sintieron re-conocidas, revalorizadas, importantes..sencillamente porque alguien como ella así se lo transmitió..
La que hasta ese momento había sido un referente para mí desde el feminismo ideológico, empezó a serlo también como mujer. Y como ser humano.
Luego, la Vida nos ha ido regalando algunos otros “encuentros de pasillo”, dado que vivimos a 1000 kms. la una de la otra, y no ha sido posible algo más reposado. Todos ellos , ligados a mi trabajo y el suyo: compartimos algunas Jornadas, presentó mi primera obra en Barcelona, y prologó mi segundo trabajo. Además de algún encuentro personal. Y todos ellos han ido consolidando esa percepción y experiencia sobre Victoria. He seguido bebiendo de su trabajo, y sigo aprendiendo todavía…La siento como un eslabón fundamental en mi-nuestra historia personal y colectiva. En tanto que mujeres, en tanto que madres, en tanto que humanas.
Son sabidos y reconocidos su inteligencia, su brillantez, su trabajo. Ha sido inspiradora, impulsora, descubridora….y seguramente algunas cosas más que yo no he podido conocer de cerca ni disfrutar. Lo ha sido y lo es, para la cultura de este país, para nuestras generaciones, para las del futuro, para las mujeres.

Pero para mí además, es y será, sencillamente, un Alma Grande...

Arcos de la Frontera. 2014
María Fuentes Caballero.
Médica. Escritora. Directora del Centro de salud Artemisa