Frase

"No te empeñes en curar tu enfermedad; tu enfermedad viene a curarte" Carl Jung

COMO COMPRENDER LA SALUD Y ENFERMEDAD EN LAS CRIATURAS. COMO ACOMPAÑARLAS.

COMO COMPRENDER LA SALUD Y ENFERMEDAD EN LAS CRIATURAS. COMO ACOMPAÑARLAS.

No es el momento de hacer una profunda reflexión sobre el tema, pero sí vale la pena hacer ciertas clarificaciones:
1.- El bebé suele tener una gran vitalidad. Trae sus propias cargas genéticas que le condicionan hacia cierto tipo de desequilibrios.

Y también puede traer ya incorporado un cierto stress del nacimiento-según como este haya tenido lugar. Lo cual se traduce en una gran capacidad de generar “crisis curativas espontáneas”.Para liberarse de todo ello lo antes y mejor posible.

Las sobrecargas pueden provenir además, de diferentes niveles: alimenticio, estrés de los padres, problemas ambientales, entre los padres, falta de sol, aire, medicamentos, vacunas, etc.,Y todo ello puede desembocar en un cierto nivel de toxemia, que la misma vitalidad del bebé tiende a rechazar de modo espontáneo a través de las vías naturales: un resfriado, diarreas, vómitos, erupciones, fiebre, etc.

La actitud ante esta situación ha de ser la de:
a.- Dejar las vías de eliminación libres. No medicamentos supresivos, tipo antitérmicos, antibioticos, corticoides, aspirinas, etc.
b.- Facilitar la sudación. Asegurarse de que no pasa frío, pero no “aplastarlo” bajo las mantas.
c.- Compresas de agua fría en las pantorrillas, si la temperatura le molesta demasiado.
d.- Mientras no pase de 40 grados, no dure esta alta temperatura más de doce horas, no haya convulsiones o signos extraños, no hay motivo de preocupación.
e.- Recordemos que entre la subida y la bajada de la temperatura-de modo natural- suele darse un proceso de cinco días de duración. Asegurémonos mientras tanto de que tiene líquido suficiente en su ingesta. Y que no sufra. Si hay dolor, insomnio, gran inquietud,es preciso intervenir. Preferiblemente con homeopatía o terapias naturales.
f.- Es muy importante la actitud de tranquilidad y confianza de los padres, y el darle seguridad al niño. Si eso no te es posible, es preferible que te pongas en manos de un@ profesional.

2.- Si se conoce y observa al niño/ a, y comprendemos que él/ ella puede a veces intentar “hablarnos” a través de su cuerpo de otro tipo de trastornos o dificultades que está viviendo, podemos aprender a “leer” la enfermedad de otro modo menos angustioso, más reflexivo, y sobre lo que podemos aprender algo e incluso ayudarnos a cambiar algo de nuestras actitudes, relaciones, etc.

No hay que menospreciar el hecho de que el bebé a veces somatiza situaciones de los padres, y no sólo suyas. La criatura puede ser nuestro espejo.

3.- A veces, el único remedio que el bebé necesita no es precisamente un medicamento, sino una atención, dedicación y cariño sin reservas. Acompañarle en su tristeza, en su debilidad, en su vulnerabilidad. Tal vez sin hacer nada. Sólo estando. Que no es poco!!!!

4.- Preguntarse qué nos quiere demandar la criatura con su actitud, sin caer por ello en la culpabilización. Y plantearnos en cuanto nos sea posible qué situaciones y actitudes externas-internas nos están generando a nosotr@s exceso de tensión, preocupación, cansancio, rechazo…..Ell@s suelen ser un termómetro mucho más fiable que nuestra enorme capacidad de autoengaño en nuestros análisis personales.

El tenerl@ simplemente en contacto corporal muy estrecho durante varias horas o días, puede ser milagroso, y también enriquecedor para nosotr@s mism@s.

A veces, si nuestra propia preocupación nos agobia demasiado, sería indispensable buscar un “desahogo” en el exterior. Explicarle a alguien cómo nos sentimos, dar un paseo, llorar, etc. Sin darnos cuenta, a veces medicamos al bebé para tranquilizar nuestra angustia, y no para curarle a él/ ella.

Frecuentemente, es más eficaz una tila o un valium para l@s madres-padres, que un antibiótico para l@s bebés.

No olvidéis que guarderías precoces-antes de los 3 años- van a ir seguidas casi siempre de mucha mayor frecuencia de toses, resfriados,

Bronquitis, fiebres…y no es por las bacterias!!!!, sino por la “pérdida de territorio materno” que sufre la criatura, y su aún inmadura capacidad de adaptación. Si no encontráis otro modo de resolver vuestra situación familiar, sencillamente, tomad nota de que es así, y tened paciencia en esos días de indisposición en que la mejor de las terapias es BRAZOS, CARICIAS, PACIENCIA, DESCANSO…

No nos olvidemos de la máxima de Hipócrates –sabio médico griego-“El cuerpo tiene su propia capacidad autocurativa”

O de lo que suelo repetir muchas veces :”Escuchad al médico interno. Es el que más sabe y el que mejor cura”.

Dra. María Fuentes Caballero
A VUESTRA SALUD!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
BARCELONA-1990-ARCOS DE LA FRTRA. 2015.