Frase

"No te empeñes en curar tu enfermedad; tu enfermedad viene a curarte" Carl Jung

Debate-reflexión en torno a la posición "oficial" del Colegio de Médicos sobre la Homeopatía. La homeopatía...ciencia o estafa esotérica" Autor Dr. M. Rodrigo

Carta abierta a los Dres. Rodríguez Sandín, Romero Agüit, Garrote Díaz y Fernández Torrente, miembros de la Comisión Permanente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España

Distinguidos colegas:

En distintos medios de comunicación se atribuyen a Uds. las siguientes declaraciones públicas:
- La homeopatía es un proceso ilusorio, engañoso y sin ningún tipo de evidencia científica
- No se puede seguir engañando a la gente con procedimientos ilusorios que no tienen ningún tipo de justificación y que pertenecen al mundo de las creencias
- Otra cosa es que cada uno maneje lo que considere que no hace daño a su paciente, aunque sea del ámbito de la magia o de la fantasía
- Esos médicos homeópatas están convencidos de que esa pseudo-terapia funciona; la intención de la OMC en esta Asamblea es ver qué medidas se pueden adoptar para limitarla
- Muchas veces (los “mensajes homeopáticos”) retrasan la curación de los pacientes o entorpecen su calidad de vida, además de sacarles el dinero, que a veces es lo único que tienen

Art. 38.3 del Código Deontológico:
Las discrepancias entre los médicos no han de propiciar su desprestigio público. (…) Se evitarán las polémicas públicas; las divergencias se resolverán en el ámbito profesional o colegial

La Asamblea General (AG) y la Comisión Permanente (CP) son los dos órganos colegiados de gobierno del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM). El 15 de diciembre de 2009, la AG refrendó por unanimidad la homeopatía como acto médico. Tras la última AG, el 3 de diciembre de 2016, el CGCOM ha manifestado públicamente su “honda preocupación por las terapias pseudocientíficas, sectas sanitarias e intrusismo”. Aunque en su comunicado no se especifican modalidades, en sus declaraciones públicas dejan Uds. meridianamente claro que incluyen a la homeopatía en dicha categoría.

Cabe suponer que esta valoración en curso es solo la punta de lanza de un proceso que se intuye más amplio; que las medidas que se proponen, debaten y, eventualmente, ejecuten contra el ejercicio médico homeopático serían también aplicables a cualquier ejercicio profesional en el ámbito de las llamadas terapias médicas no convencionales (TMNC). En tan solo siete años, el CGCOM ha pasado de considerar la homeopatía, informe técnico mediante, como un acto médico a degradarla primero a acto sanitario pero no estrictamente médico, y, finalmente, a estudiar medidas para limitarla, informe técnico pendiente. En el mismo período, sus discrepancias y divergencias han desbordado el ámbito profesional o colegial que propone el Código para dirigirlas al público general. Los factores determinantes de este radical, quizás precipitado, en todo caso sorprendente viraje merecen un análisis pausado y detallado. Entretanto, tiempos de incertidumbre para el ejercicio médico no ortodoxo.

Dejando de lado unas formas de referirse a todo un colectivo (minoritario como pueda ser) de colegas que, siento decirlo, no apruebo, no me cabe duda de que sus motivaciones e intenciones son buenas, acordes a su papel institucional ante la sociedad. Que su referente es el mejor servicio médico a la población, y no el mero seguidismo, que algunos quieren ver en sus recientes actuaciones al respecto, de las hostilidades desatadas por múltiples agentes enfrentados a (y especialmente activos contra) la homeopatía. Legítimos o espurios como puedan ser, los intereses comerciales en disputa en el puro mercado terapéutico, las opiniones de los “azotes de las pseudo-ciencias” (entre los que descuellan algunos colegiados, también obligados por el CD a determinadas formas), el fanatismo de los agentes del pensamiento crítico y único, poco o nada tiene que ver todo ello con los derechos y deberes de la praxis médica. A la hora de valorar adecuadamente el ejercicio médico no convencional, convendrán Uds. conmigo en que son referentes adecuados, entre otros, el Código de Ética y Deontología Médica, la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS) y la Estrategia 2014-2023 sobre medicina tradicional, de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Entiendo que ni lo son ni deben serlo las presiones de los furibundos detractores de las TMNC, que a veces frisan el acoso, mediante recurrentes campañas de demonización canalizadas a través de determinados mass media, reconocidamente hostiles hacia ellas. Y quiero pensar que tampoco lo son para Uds.

En lo referente al Código, en mi modesta opinión se hace un flaco favor al ejercicio médico en los términos en que está redactado el Art. 26.2. A todo el ejercicio médico, también al llamado convencional, al condicionar la ética a la evidencia y vincular empirismo con charlatanismo. El ejercicio médico de base empírica no es charlatanismo. La llamada medicina basada en la pomposa evidencia, por masiva que ésta sea, no la convierte automática, necesariamente en ética.

El argumento principal en sus declaraciones en contra del ejercicio médico homeopático, que supongo harán Uds. extensible a todas las TMNC, es que no tiene evidencia científica. Ciertamente, carece de pruebas (que es el término correcto en castellano, no “evidencia”) suficientes, sea lo que sea lo que este término signifique, y que probablemente sea distinto según a qué se aplique. Pero cuando alguien declara que la homeopatía no tienen ningún tipo de evidencia, bueno, transmite la penosa impresión de que no se ha tomado la molestia de revisar el asunto.

Por otra parte, se ha dicho que en torno al 80-90% de la práctica médica convencional carece de evidencia. Con el mismo criterio, tendremos que reconocer ante la población (con no menor contundencia que cuando hablamos de TMNC, para ser justos) que en torno al 85% de nuestro ejercicio médico convencional carece de evidencia científica. Y, aplicando la misma vara de medir y empleando sus propios términos, declarar públicamente:
- que en ese mismo porcentaje, el ejercicio médico empírico convencional sería asimilable a procesos ilusorios y engañosos;
- que también en la medicina convencional recurrimos al ámbito de la magia o de la fantasía;
- que, no solamente aplicamos pseudo-terapias (en el sentido aceptado de carentes de suficiente base científica) sino que, además, creemos que funcionan.

Si, como ha declarado públicamente uno de Uds., realmente no existiera más medicina que la científica, la mayor parte de nuestro ejercicio no podría considerarse acto médico. Si asumimos que toda la ética de la praxis médica depende solo de la evidencia, nos situamos nosotros mismos en una posición difícil. Tendríamos que valorar limitarla, informe técnico mediante.

Quizás estemos de acuerdo en que la cientificidad no es un valor absoluto, estático, una propiedad que se reconoce o niega a algo a perpetuidad, sino una actitud, una aspiración, una forma de hacer y de comunicar, entre otras. La medicina que merece considerarse científica es la que aspira a dotarse de fundamentación y objetivos científicos. En este continuo proceso de cientificación está la medicina convencional en grado notable, y en el mismo deben estar, evidentemente, las TMNC. En la medida en que el propósito de éstas sea avanzar en esa vía, con las limitaciones derivadas de los escasos recursos disponibles y de la dificultad de implementar metodologías de estudio no siempre las más adecuadas al objeto de estudio, en esa medida sus actuaciones no faltan a la ética. No es todavía suficiente medicina científica, cierto, pero tampoco “ilusión y engaño”.

Medicina empírica con voluntad de cientificación, no “charlatanismo”. Medicina basada en la experiencia médica, no “magia ni fantasía”. Ética médica en el ejercicio no ortodoxo, no una forma de “sacar el dinero”. Y, por supuesto, frente común junto a Uds. ante la pura y dura sobre-explotación comercial de la homeopatía, como ante cualquier aspecto de la asistencia en que pretenda imponerse el puro beneficio comercial. Pero, por favor, no se dejen Uds. manipular por los referidos agentes interesados en hacer desaparecer del mapa las TMNC; no confundan Uds. el negocio que pueda ser, por ejemplo, la homeopatía para algunos con el noble y bicentenario ejercicio médico homeopático.

No son desdeñables las oportunidades de la LOPS y las de la Estrategia de la OMS 2014-2023 sobre medicina tradicional. Vengo publicando mis reflexiones al respecto desde hace ya algunos años. No es difícil encontrarlas con una sencilla búsqueda, y estaré encantado de facilitárselas a su demanda. Esta vía de integración, con las debidas garantías de rigor y método, con el esfuerzo que supone a menudo tender puentes entre orillas enfrentadas y distantes, es la contraria a la limitación, la censura, la supresión y la eliminación. Las mismas que se atisban en el horizonte cuando se fomenta la demonización de las TMNC desde la opinión pública. No procede extenderme aquí sobre ello, pero permítanme una breve referencia.

La LOPS supuso un poderoso estímulo y un marco adecuado para el desarrollo profesional también del colectivo de médicos de las TMNC, de cara a la normalización de su ejercicio profesional mediante una óptima calidad asistencial a la población dentro de su campo de actuación. Un tren que en su día recomendé no debían perder las TMNC, actuando principalmente desde su ámbito agrupacional, y al que, en mi opinión, no se subieron con la debida presteza y decisión. Por otra parte, cabe pedir al colectivo médico convencional una actitud colaborativa hacia tales razonables fines de normalización del ejercicio médico no convencional. Como ejemplo, la LOPS solo reconoce la formación continua que esté acreditada. A tal fin, las actividades formativas en TMNC deben cumplir los requisitos que les permita aspirar a su acreditación y las correspondientes comisiones de acreditación no deben denegar la acreditación de una actividad formativa por el solo hecho de tratarse de una TMNC. Ha pasado.

Respecto a la referida Estrategia de la OMS, se trata de una propuesta a escala mundial hacia la adecuada integración de terapias convencionales y complementarias en los debidos términos de eficacia, seguridad y equidad. Otro marco integrador que nos propone avanzar, junto a los pacientes y desde el principio de su autonomía, hacia una interacción adecuada entre médicos con distintas aportaciones a la vieja ciencia y arte de curar.

El bien del paciente y el propio Código Deontológico a su servicio obligan a nuestro colectivo médico a elegir las condiciones y reglas de juego: purgas en claves competitivas y entornos hostiles, en las que unos ganan porque otros pierden, o juego colaborativo en entornos amistosos y actitud de mutua cooperación para el desarrollo, en el que todos, pacientes, profesionales, proveedores, gestores y administradores ganamos.

Reciban, Dres. Rodríguez Sandín, Romero Agüit, Garrote Díaz y Fernández Torrente mi más sincero agradecimiento como colegiado por su imprescindible y no siempre reconocida labor personal e institucional en bien de la profesión.

Atte.,

Marino Rodrigo Bañuelos
Colegiado Nº 4.259. Navarra

En Pamplona, a 15 de diciembre de 2016